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Hoy en día, las plataformas sociales han evolucionado a tal magnitud que impactan diversas actividades sociales, económicas y políticas.

Para que te des una idea, a enero del 2021, Facebook se consolidó como el líder con 2,740 millones de usuarios, seguido por YouTube con 2,291 millones y WhatsApp con 1,300 millones, de ahí, le siguen todas las demás plataformas conocidas como Twitter, Instagram, Tik-Tok, entre muchas otras.

En la política digital, el pionero fue Barack Obama cuando en el 2008 fue uno de los primeros en descubrir la utilidad de Facebook como una herramienta de cercanía con su electorado. Después de Obama, el mundo siguió su ejemplo.

El uso de las tecnologías de la información es de tremendo valor para los partidos políticos pues, según apunta Brittany Kaiser (ex empleada de Cambridge Analytica al renunciar después del fiasco de Facebook en 2016) que el “data” o la información personal de los usuarios es más valiosa actualmente que el propio petróleo y el gas.

Quizá nunca te habías imaginado su importancia.

Sin embargo, no todo es tan sencillo… Enfoquémonos al tema político.

Todos los días, los usuarios de redes sociales absorbemos una gran cantidad de información desde promesas electorales hasta campañas de desprestigio y aquí lo interesante, entre más consumimos e interactuamos con dichas noticias, con mayor frecuencia nos aparecen en nuestras redes.

¿Te has preguntado por qué?  

Te cuento, toda la información que vertimos como usuarios es captada por grupos diversos de poder que la utilizan para su beneficio, en otras palabras, los cibernautas son frecuentemente manipulados y utilizados pues enfrentamos una nueva disciplina, una nueva estrategia política mundial, se le conoce como “neuromarketing político”.

¿Qué es el neuromarketing político?

El “neuromarketing político” es una de las especialidades más novedosas de las neurociencias sociales para entender la función cerebral, las fibras emocionales y los impulsos humanos con el objetivo de analizar y predecir las tendencias electorales en redes sociales.

De esta forma, se crean mensajes políticos “hechos a la medida” al usuario para obtener su atención y predisponerlo a un partido político en específico, es decir: captan electorado.

Te lo expongo de otra forma: Cada “click” que realizas, cada enlace que entras, cada imagen y video que ves, cualquier página de internet que accedes, o inclusive, cada comentario que publicas en tus redes sociales se vacía en una GRAN NUBE controlada por complicados algoritmos que conocen tu perfil ciudadano, tus preferencias electorales, tus gustos partidarios, lo que te apasiona y hasta lo que te disgusta.

Toda esa información es utilizada para determinar si la publicidad política que te muestran es de tu agrado, y si no, la modificarán tantas veces sean necesarias hasta captar tu atención.

Pero ¿Cuál es la problemática?

El “neuromarketing político” es controvertido, pues para los expertos, es una forma de influenciar psicológicamente la conducta de la ciudadanía de forma subliminal e inconsciente, invade la intimidad de las personas sin su consentimiento y muchas veces, genera publicidad negativa “a modo” en contra de adversarios para presionarte a que cambies tus preferencias electorales y tu, sin darte cuenta, la consumes diariamente.

Al preguntarle su opinión a Christian Strevel Grace, socio fundador de Intellekt (firma de desarrollo de software en las tecnologías de la información) me explica: “mediante modelos científicos se puede predecir el éxito de las campañas electorales utilizando estrategias centradas en la memoria y emociones de los votantes, y hoy en día, con los dispositivos móviles y inteligencia artificial, se puede captar información de impacto en tan solo segundos y así, determinar las tendencias electorales”.

LA REFLEXIÓN

El poder de las redes sociales radica en que todas las voces son escuchadas y todas las opiniones son tomadas en cuentas.

Con el incremento en su potencial, crecen las posibilidades como ciudadanos para ser informados, pero también, para ser manipulados.

Debemos ser muy críticos en la información digital que consumimos.

No estoy en contra del “neuromarketing” como tal, creo que la evolución digital es imparable y son nuevas técnicas para conocer las tendencias de los consumidores de forma digital, pero aplicado al tema político, debemos ser cautelosos.

Si bien es cierto, el “neuromarketing político” es una tendencia mundial no regulada y de imposible desaparición, el área de oportunidad de crecimiento es para el sector político, utilizar las redes sociales debe ser un ARTE de comunicación rápida, veraz y oportuna y no un medio de manipulación ciudadana para esparcir el odio, la desunión y las noticias falsas. (“fake news”).

Espero que en las campañas electorales DIGITALES de este 2021 prevalezca la cordura, la sensatez y la prudencia, que se mejore el contenido de forma ético y responsable y que, principalmente, el “neuromarketing político” (aunque sea controvertido), sea utilizado para conocer las verdaderas necesidades y exigencias sociales y no para captar electores de forma temporal y pasajera.

¡NO A LA MANIPULACIÓN CEREBRAL!

Es un tema de ética profesional en redes sociales de la clase política mexicana.

Como ciudadano, deseo que, quien gane, lo haga por ofrecer las mejores propuestas y soluciones, y no por que haya sido el más creativo en desprestigiar al adversario.

Por eso, insistiré siempre en la profesionalización de la política mexicana, no solo académica, sino también social, humana… y ahora también… DIGITAL.

La voluntad es el cambio ®

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